jueves, 28 de agosto de 2008

Las verdades de un gigante caído


Pasan los años y con ellos las modas. Ayer estaba de moda usar Fotolog, todos querían uno, todos tenían uno. Subían sus fotos, sus contactos la firmaban y así sucesivamente pasaba esto entre todos los que de una forma u otra se tenían como contacto o eran contactos de contactos.
Hoy en día Fotolog está casi muerto, al menos en Uruguay. No se lo que está pasando en otras partes del globo, pero me imagino que los creadores de tal sitio de interacción sabían que lo suyo era una moda y que tarde o temprano se iba a terminar.

Por eso es obvio pensar que hicieron plata y mucha. A Coca Cola ® no le habrá salido muy barato subir publicidades de Fanta, y así con los demás sponsors, que hoy en día han desaparecido. He rastreado en varios fotolog’s y en ninguno vi siquiera al menos una publicidad.

Hoy en día tenemos a Facebook, que comenzó como un sitio de interacción entre estudiantes de Harvard y posteriormente se extendió a las demás universidades de Estados Unidos. Actualmente Facebook tiene millones de contactos en sus miles de redes sociales. Este al igual que Orkut (creación turca para Google, anterior a Facebook) fue creado para perdurar más tiempo en la red.
¿Por qué? Porque no permiten que sus usuarios se aburran fácilmente, constantemente están ofreciendo nuevos servicios a través de aplicaciones o enlaces a nuevos sitios. Mantienen a sus usuarios siempre ocupados descubriendo y explorando dichos servicios. Pero ¿por qué todo esto? La respuesta es fácil, la gente se aburre rápidamente y constantemente está necesitando algo nuevo para ver y disfrutar en Internet. No se acostumbran ni conforman con un mismo prototipo por mucho tiempo. Si nos ponemos a pensar ambas partes se necesitan (creadores y diseñadores por un lado y público consumidor por otro).

Un pequeño paréntesis, todos sabemos que no podemos seguirle el ritmo a la tecnología, mucho menos en Sudamérica, donde todo llega mucho más tarde, un claro y reciente ejemplo es iPhone. El mismo acaba de llegar a Uruguay a precios altísimos, pero este no es el punto.

Sigo, los creadores, desarrolladores y diseñadores de estos sitios, constantemente lo están actualizando con nuevas aplicaciones. Las mismas van desde cuestionarios o quizzes a juegos que promueven el desarrollo mental. En poco tiempo dichas actualizaciones están en boca de todos los que comparten estos sitios, pero también en poco tiempo los usuarios se aburren de ellos, por lo que van en busca de nuevas aplicaciones que puedan distraerlos o divertirlos.

En fin, de esto carece Fotolog, de nuevas aplicaciones. Que el mismo no se resuma a solamente subir fotos y 20 posts, o si queres más paga por ello. El público demanda cada vez más y si lo que se tiene para ofrecer no satisface, tarde o temprano sus usuarios lo abandonaran a merced de lo que el destino le depare.

viernes, 1 de agosto de 2008

Los protagonistas silenciados


La vida y el correr de los años traen aparejados consigo muchísimas cosas. Unas cuantas buenas y otras tantas malas.

En el transcurso de nuestros días, vivimos muchas experiencias extremas, cargadas de cierta excitación y adrenalina, más allá de que no lo sentimos y vivimos de esa forma, en el momento en que eso sucede.

Es notorio que a un niño le conmueve y le genera temor comenzar el liceo. Sabe que no será visto con buenos ojos por sus compañeros si sigue jugando con los autitos y a las escondidas con su hermana menor.

Al adolescente le preocupan otras cosas. Es el momento en el que comienzan a conocerse a si mismos. Sus cuerpos entran en un estado de mutación nunca antes visto; les salen vellos en el cuerpo, cambian la voz y despiertan ciertos deseos sexuales que hasta ese entonces estuvieron dormidos. Es la etapa en la que se revelan en contra de sus padres y toman decisiones sin pensar en las consecuencias. Es la etapa en la que comienzan a ver el mundo con sus propios ojos.

Esos adolescentes cuando llegan a los 16 ó 17 años deben comenzar a trazar los primeros bocetos de lo que desean para su futuro, algunos con más oportunidades que otros. Y es ahí que veo la segunda gran experiencia del ser humano, como individuo perteneciente a una sociedad, el pasaje de adolescencia a la juventud.

Muchos psicólogos hablan de la crisis de los 20, algunos lo viven después, otros antes. Pero creo que nadie escapa a ella.

Preguntas existenciales susurran en su mente casi todos los días. ¿Qué carrera sigo? Tengo que trabajar, pero ¿en qué? ¿Qué hago con mi vida? ¿Qué pasos seguir?

Es obvio que en este caso, si el joven afronta la vida solo, lejos de su familia, de la madre que le dio abrigo desde su nacimiento, de sus amigos, de su pasado, verá el futuro con temor.

La carrera ha comenzado y no le queda otra que correr, caerá una y otra vez, dudará de la carrera y los sueños suicidas se apoderarán de su mente, pero lo repiensa y corre un poco más. La carrera se vuelve tosca, confusa, gris, dolorosa y el suicidio golpea nuevamente la puerta de su mente, esta vez con planes para ejecutar la tan deseada obra. El joven, ya en este entonces, se da cuenta que la vida no es lo que parece. Se dio cuenta que el descanso y el sosiego quedó atrás, cuando se animó a irse de la casa de sus padres y afrontar el futuro por su cuenta. Sabe que ahora es él contra el mundo. Sí, tendrá herramientas para afrontar esa nueva vida – sus padres siguen de su lado, pero no mucho pueden hacer, porque saben que no es su carrera, ellos ya están corriendo las suyas y nada más pueden alentarlo a seguir – pero en los momentos de soledad y quietud, duda de su existencia, de sus creencias, de su propósito y le da la bienvenida a la oscuridad. Se acurruca en los brazos de lo no entendible y lo no prospero. Batalla en su mente contra esa misma oscuridad, pero se ve quebrado, sin fuerzas y en muchas oportunidades decidido a apagar la luz y dar el último beso antes del adiós eterno.

Todo esto no lo demuestra claramente, sino que lo proyecta en otras cosas que hacen parte de su diario vivir. Simula felicidad y alegría, pero el que lo conoce logra descifrar sus verdaderas aflicciones.

¿Acaso el joven está preparado para resistir? No, no lo está. Al igual que su carácter, se va moldeando con el correr de los años y con las experiencias que le toquen vivir.

Erra, acierta, disfruta, sufre, pero sigue corriendo, ya más lento, casi caminando, con lágrimas en los ojos, pero sigue. Mientras tanto vivencia imágenes de su infancia, que su inconsciente le trae a la mente. Recuerda momentos que hicieron de ese un niño feliz. Y eso, eso le inyecta fuerzas para seguir. Sabe que no sabe hasta donde puede llegar, pero sabe que está dispuesto a seguir hasta donde su cuerpo le resista.

Verá pasar muchas cosas en su camino, éxitos, frustraciones, casamiento, hijos, prosperidad laboral, o nada de eso. Pero ya corre con los ojos cerrados, buscando el refrigerio que lo elevará a un estado mejor, y nada mejor para lograrlo que la compañía de una persona que lo ame. Que corra junto a él, que corra de su mano y esbozándole una sonrisa al momento de mirarle a los ojos.

Ese, ese es nuestro diario correr, que un día sin que nadie nos dijera como, comenzamos a correr. Aprendiendo en el camino, muchas veces tomando decisiones y atajos que no nos favorecieron. Pero en muchas oportunidades somos capaces de aprender de los errores y somos precavidos ante nuevos atajos y nuevas decisiones.

Cada uno, que corra la carrera de la forma que más le plazca, pero que no deje de correr, no al menos hasta saber por qué corre.