martes, 23 de septiembre de 2008

Me cuesta generar historias ficticias. Siento que la imaginación no fluye como quisiera.
Me siento bloqueado, distraído y pienso una y otra vez acerca de cuál sería la mejor propuesta.
Actualmente me veo enfrascado en un proyecto que le voy a presentar a Pimba acerca del Uruguay del 2030. Y es realmente difícil poder visualizar como estará el país en ese entonces.
Es obvio que en este instante lo mejor es dejarme llevar por el momento, ya que errar en esta situación no es pecado.
Pero me conozco y sé que escaparme de la realidad y entrar a jugar con situaciones absurdas y por momentos ambiguas, es jugar con tierra movediza. Me conozco.
Todo sería más fácil si se tratará acerca del Uruguay de 2015, ya que mas o menos podemos tener una noción de cual será el panorama. Pero ahí está la gracia, no permitir atarse a nada. Dejarse llevar por la marea de ideas y ver si llegamos a buen puerto.

En fin, a concentrarme y dar lo mejor de mi para lograr un buen artículo.

sábado, 13 de septiembre de 2008


Es innegable el hecho de que muchos veamos a Montevideo como una provincia más de Argentina. Lo negamos y nos enojamos cuando nos lo dicen, pero actuamos como tal. Participamos de sus chismes como si fueran nuestros, adoptamos sus costumbres, escuchamos su música, consumimos su programación televisiva, usamos muchos de sus modismos, y como si fuera poco no solo sabemos acerca de su farándula, sino que los medios locales hacen hincapié en dar detalles acerca de ella.

Sé que este tema es algo ofensivo e hiriente para el orgullo uruguayo y principalmente montevideano, ya que en su gran mayoría su población trata de trazar una línea de separación entre una y otra nación.
Pero aceptemoslo, compartimos muchas cosas con los argentinos, recibimos gran influencia desde Buenos Aires y eso no es malo. No es malo siempre y cuando sepamos discernir con cierta criticidad esa influencia consumista. Porque en el paquete que nos llega desde la otra orilla hay de todo. Nos llegan cosas muy buenas y cosas que verdaderamente avergüenzan la integridad del montevideano corriente.
Lamentablemente la programación televisiva que compran los canales de aire montevideanos, a través de estos paquetes, son en su gran mayoría "televisión chatarra".

Seamos sinceros con nosotros mismos ¿qué sacamos de bueno de los programas de Viviana Canosa y Jorge Rial? ¿Acaso nos importa saber las intimidades, peleas y chusmeríos en los que se encuentran las bailarinas de Marcelo Tinelli? Las telenovelas de Cris Morena e Ideas del Sur ¿aportan algo al crecimiento de nuestros adolescentes?
Es aquí donde entra en juego lo que es "televisión chatarra" y lo que no. ¿Quiénes son dignos de dictaminar dicha clasificación? ¿Sobre que valores? Y es un gran debate que ha dado de que hablar, en Montevideo, en los últimos meses. Porque para algunos la programación de Tinelli es chatarra, pero para otros nada más es un programa de entretenimiento. Y muchos dicen "es mejor ver a los jóvenes en sus casas mirando a Tinelli, que en la calle drogándose, robando o haciendo que cosa que dañen su integridad como personas" y ahí es donde realmente me paro en la brecha y comienzo a pensar ¿qué podemos hacer para cambiar esta situación? Porque realmente no queremos ver a nuestros jóvenes en las calles, pero ¿Tinelli es lo mejor para ellos? Obviamente no lo es, pero les aseguro que para ellos es mucho más entretenido mirar eso, que una producción nacional de mala calidad. Y todos sabemos que es mucho más barato importar un paquete del exterior que crear un programa nacional.
Aunque se está impulsando la creación de nuevas producciones locales, y si miramos hacia atrás veremos como la misma ha crecido en gran manera con programas que han sorprendido a más de uno. No doy ejemplos porque prefiero dejarlos a vuestro criterio. Pero todos sabemos que más allá de que el mercado, el capital y los medios son limitados podemos hacer cosas dignas de admiración nacional e internacional, sin la necesidad de prescindir de la televisión argentina, que por ahora sigue siendo más entretenida que la nuestra.